miércoles, 23 de septiembre de 2009

Mènage à trois (III)

Demás está decir que la cosa no quedó ahí.

Primero con uno, después con el otro; en el sillón, en el suelo, contra la pared. Con los dos haciendo sandwich, sacándonos la ropa.

Lo mudamos a la habitación, más por una cuestión de necesidad para no matarnos contra algo que por comodidad.

La verdad, no es que tengo un recuerdo continuo de todo lo que pasó, más bien tengo flashes, instantáneas. No tiene nada que ver con el alcohol o el porrito, sino más bien con que fueron tantas las cosas que pasaron, que me es difícil saber cuando paso que.

Me convertí en la más puta, y disfruté como nunca. Sentir como te dan placer dos hombres al mismo tiempo, darle placer a uno mientras el otro te da placer a vos, fue impresionante.

Acabamos los tres, nos lavamos, nos vestimos, dormí un poquito y me volví a casa

Como si la noche no hubiera sido más bizarra, me acosté dos horas, le mandé un mensaje al pendejo cordobes (que estaba en Salta viendo al Indio Solari) que no tuvo respuesta y me levanté para ir al velorio del padre de dos directivas de mi empresa.

Después me quejo que no me pasa nada no? Quería descontrol a una semana de mi cumpleaños, y lo logré tener.

Podría parecer que me arrepiento de algo, pero la verdad es que no, de nada.

Mi intriga ahora es saber que me va a decir mi psicóloga, anticipo una sesión bastante dura, ya me había fustigado bastante cuando me acosté con mi amigo por primera vez, no quiero ni pensar en que va a tener para decirme ahora.

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