Es increíble la cantidad de histéricos que tengo alrededor, sin repetir y sin soplar cuento: uno, dos, tres, cuatro, cinco.
Cinco hombres histéricos, con quienes en algún momento tuve una historia (o quise tenerla) y cada tanto deciden aparecer. Aparecer no sé si para sacudir un poco la apatía que conlleva mi cotidianeidad o para, más simplemente, joderme la vida.
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