miércoles, 13 de julio de 2011

Día rutinario 1
Voy a la farmacia, espero mi turno mientras me aferro a mi MP3 mientras evito hacer contacto visual con las viejas que siempre buscan charlar. Me dan el remedio, pago, me voy. Llevo el remedio hasta la casa de mi abuela, tomamos unos mates, miramos La Ley y el Orden y jugamos a la canasta (si ya se, tengo una joda yo). Llego a mi casa con la satisfacción del deber cumplido.

Día rutinario 2
En la oficina, me suena el celular, atiendo a pesar que el numero aparece como privado solo para escuchar que me llamaban de la farmacia para avisarme que CHAN CHAN CHANNNNNN me habían dado el remedio equivocado. Puteo un poco, dramatizo la situación a niveles inimaginables y amenazo con represalias legales que nunca llevaré a cabo. Corto, llamo a mi abuela para que por favor no ingiera una pastilla más de ese remedio.

Día rutinario 3
La boluda (o sea moi) corre hasta la farmacia, pone cara de culo por doquier, no le da mucha bola a los pedidos de disculpas de la encargada y lleva, esta vez si, el remedio correcto a su abuela.

Consejo:siempre completen con datos verídicos la parte de atrás de la receta que parece que sí tienen un uso real y no era al pedo (como pensé siempre yo)

4 comentarios:

Ale dijo...

Urgente, deja de ir a esa farmacia!

Alguna vez escribi algo sobre los farmaceuticos... hay que matarlos a todos.

La Criatura dijo...

¿efectos secundarios en la nona?

ene dijo...

Ale: Si andas por Caballito entonces no vayas al Farmacity de primera junta

La Criatura: No! En la nieta!

Ale dijo...

estas vaga! ponete las pilas que quiero leer.